Docentes idearon experiencias innovadoras en Museo de Historia Natural de Río Seco
Fue territorio que recorrían, libremente, los pueblos originarios; predio destinado a la industria maderera; frigorífico para la Explotadora Tierra del Fuego; cecinería y bodega de supermercado, y hasta recinto destinado a la pesquería. A fines de los ’80, se convirtió en la planta secadora de algas que es hoy y que, a partir de este siglo, comparte espacio con la investigación, restauración, conservación y difusión del patrimonio natural de la región de Magallanes y Antártica Chilena.
El Museo de Historia Natural de Río Seco fue el particular y significativo escenario escogido por el programa de Indagación Científica para la Enseñanza de la Ciencia, ICEC, en su segunda actividad para las Comunidades de Aprendizaje 2018. La iniciativa del Ministerio de Educación, que en la región más austral de Chile ejecuta la Universidad de Magallanes, reúne a docentes de establecimientos del Estado, en torno a experiencias que sirvan para idear estrategias educativas innovadoras, que a su vez mejoren el aprendizaje de sus estudiantes de nivel parvulario hasta segundo medio.
La historia de las actividades económicas que se han desarrollado en este terreno ubicado a un costado del Estrecho de Magallanes, es contada por Miguel Cáceres, hijo del gerente de la planta secadora Algina. Dato no menor, pues gracias a esa estrecha relación de parentesco, este artista visual y su hermano dedicado a la biología marina, pudieron hace 5 años convertir una pasión coleccionista de la infancia, en oportunidad de desarrollo cultural para los magallánicos.
El recorrido de la educación
Primero, los profesores visitaron la habitación donde la escultora Aymara Zegers está terminando el proceso de restauración de los huesos de una ballena encontrada en 2015, antes de ser ensamblada y dispuesta en el segundo piso de un gran galpón, donde luego conocieron el trabajo del fundador del “Museo Itinerante de los Juegos del Mundo”, Iván Peña, que una semana antes disfrutaron más de 100 personas, quizás con el mismo entusiasmo infantil que mostraron los docentes en esta actividad.
Tras una breve caminata, llegaron a la casa administrativa del ex frigorífico, donde se emplaza la biblioteca, y se llevan a cabo los programas pedagógicos y la mayoría de los procesos de preparación y montaje de muestras biológicas para estudio y exhibición. Después se desplazaron la sala de exhibición de todas las piezas que, actualmente, componen la muestra del Museo, y que van desde esqueletos y fragmentos de animales hasta plantas, hongos, invertebrados marinos, piedras y otros elementos.
“Les estamos entregando herramientas para que ellos puedan desarrollar las clases ideales que esperamos que puedan hacer”, dice Hilda Carrera, coordinadora de las comunidades de aprendizaje, según la cual muchos de sus colegas no conocían el lugar, y se llenaron de ideas pedagógicas. Como la educadora de párvulos del Instituto Don Bosco, Paola Ponce, para quien el Museo es “una alternativa muy hermosa para sacar a los niños del aula, y comparar su anatomía con las de los animales”. O como Susana Rodríguez, profesora de pastelería del liceo Politécnico, quien cree que “les serviría muchísimo en la cocina; en cómo armar cosas, y hacer una estructura”. Miguel Cáceres remata: “Me parece muy importante la iniciativa en estos tiempos, en que las generaciones avanzan tan rápido, y los profesores a veces se quedan sin herramientas para poder enseñar”.
En un par de horas, los docentes parecen haber hecho no sólo un recorrido por el lugar, sino también por su propia historia; desde los juegos que les devolvieron la infancia, hasta las nuevas ideas que les ayudarán a hacer un trabajo mejor.
Galería de fotos de la visita en Google Drive. Autor: Sergio González.
Museo de Historia Natural de Río Seco:
- Web: www.mhnrioseco.org
- Facebook: mhnrioseco/
- Instagram: @mhnrioseco